Y tú, ¿Por
qué quieres estudiar una carrera?
Una
historia más común de lo normal.
Era una comida familiar el domingo por la tarde. Se
reunieron todos los tíos, primos, sobrinos, abuelitos, hasta el perico. Una
mesa larga en la que un promedio de treinta personas están compartiendo los
alimentos. No podía esperar a devorar el pedazo de carne asada, que con todo el
trabajo de preparar el carbón, pasar cebollitas, la chistorra, salchichas y demás
ingredientes ayudé a cocinar.
Y es ahí cuando, al darle la primer mordida a mi taco,
mi tía Lupe, si ella, la “tía incómoda”,
se atrevió a gritarme desde el otro lado de la mesa: “Jorgito, y por fin ¿ya
sabes qué estudiar?”. Unos segundos después de intentar desatorarme el bolo de
carne que entró por la garganta, tomarle tres tragos seguidos al refresco, para
finalmente toser medio minuto, lo único que logró salir por mi boca fue un
triste, desecho y titubeante “¡No, tía!, bueno he pensado en …”
Al segundo, como si estuviera en una película de “zombis”
y entrara a una habitación de un laboratorio desconocido, toda mi familia me comenzó
a bombardear: “Estúdiate para contador, mijo”,
“Como tu tío José Luis, ya ves que le va re-bien”.
“No, mejor doctor, de esos especialistas en el corazón o cirujano plástico
como esos de la tele, ya ves que ganan muchísimo dinero”. “¿Qué dicen? Lo que
debes estudiar es para leyes. Abogados nunca van a faltar, es más
siempre serán necesarios. O haber dime, ¿qué empresa o qué persona no necesita
un abogado? Y si te colocas en el Gobierno, mejor.”
Después vinieron diez minutos de escuchar debatir a mi
tío Beto, el arquitecto de la familia, contra Toño, el esposo de mi prima, que
es Ingeniero Civil, el ¿Por qué razones técnicas es mejor una carrera que la
otra? Fue ahí cuando comencé a molestarme muchísimo, más porque todos mis demás
primos mayores se empezaron a burlar de mí, y de repente, interrumpí con un
grito aislado: ¡Psicólogo! ¡He pensado
en estudiar para Psicólogo!...
El silencio llegó a la mesa. Mi papá se me quedó
viendo con unos ojos de “¿Qué? ¿Qué te pasa? ¿Acaso te volviste loco?” Mientras
que dos de mis primos, los que se reían de mí, se cuchichearon: “Ya ves como si es medio raro”. Mi madre
volteó la cabeza de inmediato, y me preguntó: “Y, ¿por qué razón quieres ser psicólogo?” Fue cuando me di cuenta que
estaba tomando una de las decisiones más importantes de mi vida porque sabía lo
que no me gustaba, pero no sabía en realidad lo que me apasionaba. Respondí
temerosamente: “Porque, porque… ¡me
gusta!”
A partir de ese momento dejé de escuchar. Las
preguntas de mi papá, las burlas de mis primos, los gestos de desaprobación de
la mayoría de mi familia, y comencé a escuchar mis propios pensamientos. En
realidad, ¿Por qué razones quería ser Psicólogo? ¿Por qué había decidido no
considerar Ingeniería Industrial como mi papá o Contador como mi mamá? ¿O
cualquier otra carrera que había escuchado de mis amigos?
Bueno, aunque a mis papás siempre les había dicho que
no sabía que estudiar (por miedo a la reacción que sabía que tendrían) llevaba
dos años diciendo en la prepa que iba a ser Psicólogo. Desde primer semestre,
mis amigos y algunos maestros ya sabían de mi interés. Para segundo año, casi
la totalidad de mis compañeros, incluso la Directora, me decían “Freud”, por el
psicólogo alemán. ¿Cómo después de dos años y medio de estar pregonando a los
cuatro vientos que sería Psicólogo, no tenía suficientes razones para elegir
esa carrera?”
Y no es que no supiera de la carrera. Siempre me había
visto con lentes, sentado en un sillón, escuchando al paciente hablar de sus
problemas esperando a que yo, el “experto”, le dijera como solucionarlo y que
técnica de introspección debería realizar para llegar al “psique” de la
solución. De hecho, comencé a leer libros de Coehlo, Chopra, Victor Frankl, y
otros autores que hablan de la superación personal y cómo hacer que la persona
se conozca más.
Me encanta el tema, me pone de buenas escuchar a las
personas y oír sus problemas, me interesan los temas de cómo hacer que las
personas mejoren. ¿Te das cuenta? – Me pregunté - Hablas solamente de “me encanta”, “me pone de
buenas”, me interesa”, y… ¿Qué
eso no es dar solo razones de lo que me gusta?
Entonces vino una nueva pregunta a mi mente:
¿Realmente seré bueno para esa carrera?
Nunca me lo había preguntado tan en serio. Si había
pensado que si le “echaba ganas” podría ser una buen profesionista. Pero ahora
estaba en una duda real. Nunca había diagnosticado un problema psicológico de
alguna persona, y aunque siempre me buscaban mis amigos para darles consejos, a
veces fallaba en el consejo que les daba, porque era más por intuición que por
un análisis profundo, o que realmente porque fuera bueno para la carrera como
tal.
Me di cuenta que llevaba dos años eligiendo una
carrera solamente porque “me gusta”.
Nunca comparé otras opciones que también me podrían
gustar, en las que quizá también tendría más talento. También me gustaban los
negocios y el ver cómo se llevaba una empresa. Pero nunca se lo dije a nadie.
¿Cómo le iba a decir a mi papá, que me gustaba Administración de Empresas? El
es Ingeniero, y siempre dice que: “Los
Administradores son los –chalanes- de los Ingenieros”. Pero ahora nada de
eso importaba. Mientras toda mi familia discutía sobre la mesa mi futuro y/o
fracaso que podía ser éste, ni siquiera
notaron que dejé de comer y me fui a mi cuarto.
No podía pensar. Estaba más confundido que mis amigos
que ni siquiera habían pensado en que carrera estudiar. Estuve como dos semanas dándole vueltas al
asunto, hasta que decidí tomar en cuenta el único buen consejo que me había
dado mi hermano mayor: “No la riegues igual que yo, busca opciones de carrera y
Universidad. Es más, ve a ver cada Universidad antes de elegir”. Por cierto, mi
hermano lleva dos carreras truncas y está en quinto semestre de Relaciones
Internacionales.
Fui a ver Universidades, llegué a las primeras dos
preguntando únicamente por Psicología y Administración; en las dos estaban
ambas carreras y obviamente las dos me dijeron que eran la mejor opción en todo el país. Pensé en quedarme con esas opciones y
platicar con el director de cada carrera, cuando me acordé del consejo y decidí
ir a ver una tercera opción de Universidad. Al fin, no perdía nada con
checarla.
Al llegar, me comentaron de los grandes beneficios que
tenían sobre Administración de Empresas, pero al preguntar por Psicología me
dijeron que no la ofrecían. Y fue ahí
cuando sin darse cuenta, el chavo de admisiones que me atendía, estaba por
abrirme los ojos a una carrera que ni siquiera había escuchado. Me dijo: “No
tenemos Psicología, pero muchos chavos que llegan por esa carrera preguntan
también por Dirección de Recursos Humanos”. No sabía bien de qué trataba, pero
me encantó lo que dijo después: “Creo que ves un poco de Administración y
materias de Psicología para poder tratar con los empleados, resolver conflictos
y otras cosas más”.
¡Me encantó!
De inmediato solicité una cita con el Director de la
Carrera y me llevó a ver laboratorios, me habló de los convenios con las
empresas que tienen para que me vaya a trabajar y sobre todo de la calidad de
los profesores con los que cuenta la carrera. El campo de trabajo, el perfil de
ingreso y egreso. Algunos de mis maestros son Directores de Recursos Humanos en
las empresas donde trabajan y me contó que se jalan a los alumnos más destacados para trabajar con ellos.
Bueno, pues en eso ando ahora.
Estoy por ir a las citas con los directores de
carreras de las que eran mi primera opción.
Entendí que si no comparas carreras, estás frito. No sé cuál elegiré pero eso
sí, estoy seguro que no solo será por gusto. Necesito comparar criterios: La
carrera en sí, que tan bueno soy, si puedo poner un negocio, que tanto dinero
puedo obtener de acuerdo a mi talento, cuanta competencia hay y por supuesto…
que tanto me gustan.
Y tú, ¿Por qué quieres estudiar una carrera?